lunes, 18 de marzo de 2013

Cosechas




Hace muy poco tiempo me amisté con las matas, pero desde que las conocí, todas las mañanas tomo un café o una aromática después de regarlas y dejo que pase un momento en silencio. Por lo general, apenas despunta el sol arriba de la cúpula blanca de un seminario que tiene esta ciudad en el oriente y el barrio empieza a calentarse en su bulla, cuando el aire está fresco y se escuchan algunos pitos de los carros que transportan niños al colegio. Al principio organizaba en mi mente las actividades de la jornada -si no había mucho para hacer, las de la semana- y, aunque no puedo recordar cuándo,  después me concentré en el amanecer, solo en el amanecer: dejé la mente en blanco, tal vez mirando con alegría las matas y los insectos que las visitan, pero fue desde ese momento, de eso estoy seguro, que los días empezaron a tener el matiz de las cosas suaves y delicadas.


No quiero extenderme en las historias sobre mis matas y tampoco pretendo que compartas mi amor por ellas. Solo escribo aquí algunos descubrimientos a los que he llegado en nuestra relación:

  • No importa que tanto le hables a una mata. Lo importante es echarle agua.
  •  Si le echas mucha agua a una mata, puede darle un hongo. Si no le echas nada, se seca.
  •  Las matas son felices con agua y sol.
  •  Las malezas, como los pensamientos malvados, no requieren de muchos cuidados. Crecen solas, en cualquier parte, pueden matar tus plantas si te descuidas. Las malezas también tienen ventajas, por ejemplo, alimentan a algunos insectos, amarran la tierra para que no se desmorone y si las arrancas, pueden servir de abono.
  •  Si dejas de echarle agua un día a tu mata, porque te fuiste con unos amigos, tienes que regarla tan pronto regreses. No importa qué estuviste haciendo, lo importante es el agua.
  •  Entre más delicada sea o se encuentre tu mata, más cuidados necesita.
  •  La comunicación con las matas es siempre no verbal: responden con hechos los que demuestras con hechos.
  •  Los verbos no siempre implican desplazamientos o movimientos fuertes. Las matas conocen muchos verbos.
  •  Las matas tienen crisis y hay que estar pendiente.
  •  Las matas también se mueren.
  •  Una planta florece a su tiempo, a su debido tiempo. No antes ni después.
  •  Las hojas grandes deben de quitarse para que la mata no gaste energía. Esas mismas hojas sirven de alimento a la tierra. Tienen oxígeno y carbono.
  •  Cuando una mata crece demasiado para el matero en el que está, es prudente cambiarlo o podar la mata. Las matas necesitan cambiar.
  •   Es prudente recolectar las semillas de tus plantas, puedes regalarlas o sembrar nuevas matas. 
  • Las malezas tienen flores.