lunes, 8 de octubre de 2012

El complot


Xing, la cocinera del emperador, fue acusada del robo de dos langostas ofrenda de paz de una ciudad enemiga. Qing Lian, su esposo desde hace veinte años, fue encargado por el abogado de orquestar la única defensa, que tendría lugar en audiencia pública.  Su matrimonio había transcurrido en la miseria, una acusación así no era más que otra peste. Desesperado, Qing Lian inicia la búsqueda de testigos y pruebas; por fin ha recolectado lo requerido: las declaraciones de la auxiliar de cocina, un mesero y el proveedor de las verduras del palacio. Llegado el día y convencido de que ganaría, acude a la corte. Con semejantes testigos en el estrado no habrá dudas sobre la culpabilidad. No le queda más que esperar mientras saborea su soltería y las dos langostas que le esperan en casa.